domingo, 24 de noviembre de 2013

Las fronteras invisibles pero reales.

Dino Buzati. El colombre y otros relatos.
Hace poco leía teoría política, sociológica y antropológica sobre la creación de las naciones modernas en occidente. Títulos ya clásicos sobre la Nación como Nación y nacionalismo de Gheler o  Comunidades Imaginadas de Benedict Anderson coinciden en la ponderación de varias características en su nacimiento, desarrollo, consolidación y si se quiere ahora, crisis. A propósito de ello, me he tomado el atrevimiento de tomar prestada una cita que, a mi parecer, es apropiada para designar la paradoja de la nacionalidad. Un sentido de pertenencia a una comunidad a pesar de no conocer a todos sus integrantes, la creación de identidad común, colectiva y dependiendo de las circunstancias (piense por ejemplo en situaciones conflictivas con otros países, guerras, delimitación fronteriza, comercio internacional, entre otros) cohesionadora:
"No existe, sospecho, frontera, al menos en el sentido en que nosotros estamos acostumbrados a pensar. No hay murallas que separen ni valles que dividan ni montañas que cierren el paso. Probablemente cruzaré el límite sin advertirlo siquiera e, ignorante de ello, continuaré avanzando."

domingo, 17 de noviembre de 2013

Me permito por acá copiar una cita.
"Para algunos historiadores los indígenas desaparecieron en el siglo XiX al transformarse en comunidades de campesinos (valenCia, 2008: 40-48). Campesino es un concepto de naturaleza socioeconómica que establece la relación de los productores con la tierra, lo que en buena medida se debe a la aplicación de modelos de la economía clásica y del marxismo que colocan el acento en los grupos sociales surgidos a partir de relaciones de inclusión o exclusión con relación a la propiedad y de sus distribuciones en los procesos productivos. Además, esta categoría implica aceptar que los liberales avanzaron en su interés tanto de transformar las formas de propiedad como en la creación de un nuevo sujeto en el campo: el productor independiente o campesino, lo que está en contravía de las evidencias que hemos mostrado recientemente. Ese concepto desconoce las especificidades étnicas y culturales, como también la existencia de una normatividad jurídica que siguió concediendo un estatus especial a los indígenas bajo la república. Esos elementos diferenciadores se expresaban en formas de propiedad inmueble, racionalidad económica, instituciones administrativas, relaciones de alteridades que generaban unas demandas muy específicas y diferenciadoras con relación al resto de la población del campo. Y lo que también es importante, en muchos casos los labriegos se resistían a ser caracterizados bajo esa condición racial. En otro sentido, la pertinencia de la categoría indígena tenía su énfasis más en lo cultural que en lo socioeconómico"